La felicidad que botamos

jueves, 8 de julio de 2010


La felicidad nos falta, la hemos dejado escapar. Se ha internado en nuestros hogares una manía de caminar errantes a un rumbo que solo nos lleva a la cama con un televisor al frente, una computadora para abstraernos de la realidad o un teléfono celular con miles de jueguitos entreteniendonos a corto plazo.

Todo nos irrita, todo nos molesta, el tráfico, los semáforos dañado, el agua blanca que se bota todas las noches en la calle, se rompe la calle y mañana dicen que no hay agua, van dos meses y el camión de la hidrológica no destapa la cañeria de agua negra, los políticos siguen repitiendo que son la salvación del mundo y pasan los mismos y todo vuelve a ser como antes.

En estos días de mundial de futbol he visto alegrías que duran 90 minutos, al menos para el ganador, pero aún así el que termina perdiendo disfruta igual esos 90 minutos de la manera mas intensa, como si a la espera del pitido final la esperanza haya capitalizado o al menos remontado un empate o la victoria.

El lunes 12 de Julio de este año, Venezuela vuelve al carrusel real del transito político sin parangón que tiene a este país envuelto entre dos toldas que solo señalan los problemas y las soluciones son escuetas a la hora de resolver la falta de felicidad que estamos viviendo ¿cabe mayor sufrimiento del que ya vivimos para ponernos de acuerdo?.

Yo no esperaría hasta el 26S... comencemos en este momento, en este instante, en este segundo a buscar la felicidad que nos hemos dejado quitar por intereses de otros.


Mundial mesiánico

domingo, 4 de julio de 2010



Seguramente los analistas políticos, internacionalistas y hasta los pasquines que son bien pagados para hacer de la política un oficio desde el periodismo, se han percatado del efecto mundial en la política de estado de algún país en particular.

Cabe resaltar la primera reacción de un país al saberse eliminado del torneo, como Nigeria, el presidente de esta nación suspendio -dandoselas de la FIFA- a su equipo por dos años sin participar en competencia alguna gracias a su mala actuación. El mismo presidente Chávez en alguna de sus incuerdas alocuciones catalogó no ser favorito de ningún equipo europeo, haciendo ver entre lineas su resentimiento trasnochado y milenario de la colonia y el imperio sobre los paises del tercer mundo.

Podriamos hablar de miles de ejemplo que han existido y siguen surgiendo cada vez que pasa un mundial. Las sociedades latinoamericanas, muy distantes de las europeas, buscan siempre en sus estados a alguien con una suerte de mesías que pueda restaurar la paz eterna al conglomerado de problemas que nos traen frito entre devaluaciones, deuda externa, corrupción, guerras civiles y desgobierno.

Siempre buscamos un Maradona, un Messi, un Cuautemoc, un Forlan, un Kaka, un Matías, un Perón, un Allende, un Subcomandante Marcos, un San Martín, un Bolivar, un Fidel, el Ché y Chávez para que venga arreglar lo que nos corresponde particularmente a nosotros si no jugamos nuestra posición.

Este es el facilismo de los mundiales mesiánicos, igual al de nuestras naciones. Con los gobiernos siempre queremos que el que hace los goles, los haga, pero nosotros -los hinchas- siempre miramos inhertes desde las tribunas haciendo pitas y barras (cuando nos conviene) esperando que termine el partido, para esperar el otro el próximo domingo y hacer de esto el mas bello circulo vicioso que nos ha tenido en las mismas por mas de 200 años.

El balón... ¿de qué lado de la cancha es que está?