Lo bueno, lo feo y lo amargo de Rubén Blades y Marc Anthony en concierto

martes, 3 de noviembre de 2009

Al fin pude ver a Rubén Blades. Recuerdo que la última vez que vino no hace mas de 15 años atras al Luís Aparicio, presentandose con La India y si mi memoria de universitario de aquellos días no me falla, por Venezuela estuvo Guaco. El presupuesto ni me alcanzó para escucharlo aunque sea afuera del estadio. En esta ocasión puedo contar casi con supervivencia a cuenta gotas que pude comprar la entrada mas barata a precio de primera preventa en Bs. F 175 (82 dolares preferenciales para quienes me leen en el extrangero), esta me colocaría nada mas que en la tribuna popular sin techo del estadio de futbol de Maracaibo, lugar donde sería el concierto, junto a Marc Anthony.


Lo bueno...

Debo confesarles que en terminos artísticos desde todo punto de vista el concierto fué genial, mas por Rubén Blades que vino cargado en absoluto con lo mas utilizado en espectaculos hoy día: pantallas gigantes "leg", secuencia de imagenes computarizadas, iluminación programada y secuenciada, sonido impecable e inalambrico, en fin, el tipo se tiró tremendo espectaculo sumado al repertorio de dos horas y treinta minutos que siempre lo ha caracterizado y mas en esta gira "todos vuelven" con la banda que mas tiempo le ha acompañado en su vida artística, Son del Solar.

Lo feo...

Marc Anthony, buen show, buena orquesta, buena interpretación vocal, buena actuación y expresión corporal, pero... un mal educado, un narciso o un tímido mas que no abrió la boca en todo su espectaculo, ni comenzando el concierto para dar unos "buenos días Maracaibo" cuando apareció en la cumbre de la tarima a las 12:05 am. ya del día siguiente. Su repertorio demostró que esta hecho para jovencitas, pues solo tonos rosados coreaban sus canciones y mas de un acompañante no dejaba de soltar una broma maracucha diciendole al tipo como si lo tuvieran al lado "mijo tirale una palomita, decile algo pa' que deje de gritar que me tiene reventao", total de totales. Un show que tan solo duró hora y diez minutos, despues de haber llegado a las dos horas en las ciudades que antecedieron a Maracaibo como Caracas, Barquisimeto y Valencia. En definitiva Marc Anthony me pareció un buen disco kareoke en vivo que fuí a escuchar en el Pachencho Romero de Maracaibo, donde se jugo la final de la última copa América realizada en el 2007.

Lo amargo...

El cobro de Bs. F. 450 por el palco del centro de la tribuna popular, no se lleno ni el 30% del aforo de esa zona. La gente que compro se sintió estafada porque no solo se vieron solos, sino que ademas la vista central del artista se vio obstruida por el andamiaje de la estructura donde se colocan las consolas de sonido e iluminación.

Quien va a eventos de cualquier tipo en estos estadios, la cerveza suele costar mil o dos mil bolivares mas de lo que se consigue en la calle. En esta ocasión y comparando con una cerveza que se vende en un juego de las Aguilas del Zulia con costo de Bs. F 4, la bebida populosa en el concierto de Marc Anthony y Rubén Blades llegó a tener el precio de Bs. F 15, no estoy exagerando, 15 bolos que digo no una exageración, sino una blasfemia para los que consideramos la cerveza en lugares calientes como Maracaibo, una bebida refrescante. Imaginense luego de hacer casi una o dos horas de cola con el sol de media tarde y la humedad de Maracaibo querer entrar al estadio deseando solamente beberse la espumosa bebida y te encontrabas con ese atraco a lata embasada.

Por un lado el sobreprecio lo colocaron los cerveceros que ubicados en la tribuna y encargados de despacharla al público argumentaban que dicho precio se debía ya que ellos no se iba a gastar en un día el cuerpo (y pa' colmo domingo) bajando y subiendo cavas de hielo con cerveza por Bs.F 5, que era el precio acordado. Eso sucedio las primeras dos horas cuando se escuchó la santa voz en la tarima que decia "no paguen la cerveza a 15 Bs. y aquel cervecero que la venda a ese costo denuncielo con el policia mas cercano", por su puesto que la algarabía que se dejo escuchar de los presentes fue casi tan grande que la del recibimiento de Rubén Blades al comenzar el concierto. No se esperó la reacción en cadena de los cerveceros molestos y decidieron no vender mas que el hielo por la cantidad de personas con cavas. Sin embargo despues de discusiones con los supervidores de la Polar, acordaron dejar el precio a 10 Bs.F. para no causar una perdida millonaria en ventas e imagen porque ya que estaban alli debian responder, en este caso como se ve que siempre funciona el interes por encima del respeto al consumidor ¿y acaso se presentó un policia para solventar la situación aun irregular con los costos? pues no y como dice el mismo Rubén Blades nos fuimos cantando desafinados (porque no les quedó mas remedio que comprarla a ese precio) la vida te da sorpresas, sorpresas de da la vida. Ay Dios!

Y entre tantas cosas amargas que encierran un concierto, no en este, sino todos los que se hacen en este país, también se sigue evidenciando la poca preparación y falta de planificación que nuestros estadios poseen al contar con infraestructuras capaz de protejer los accesos, engramado y camerinos cuando espectaculos masivos de este tipo ponen en riesgo el futuro de las instalaciones para lo que comunmente se utilizan todos los días que es la práctica del deporte. Se sigue colocando una loneta de caucho o vaya a saber de que material en el engramado que no garantiza que éste no sufra. Es una lastima que despues de tanto cuidado no exista aunque sea un parquet o tabloncillo suficientemente grande que abarque las áreas donde el engramado se vea en juego.

En resumen, lo bonito, el recital de Rubén Blades, lo feo (a mi gusto) Marc Anthony y lo amargo, que los empresarios y los patrocinantes del concierto hacen con el público lo que hacemos con un trapo de cocina. He dicho.

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