Enfermedad crónica de un sistema de salud venezolano

jueves, 10 de septiembre de 2009

Mi esposa tiene 20 semanas de embarazo. Lleva en su vientre a Sebastian Andrés, el tercero en la fila de los milagros que Dios nos ha regalado... ¡¡y que milagro!!


Día definitivo para buscar el obligatorio control del IPAS-ME; para aquellos que leen de afuera del país, este es el Instituto de Prevención y Asistencia Social del Ministerio para el Poder Popular de la Educación, mi esposa es docente de educación inicial y para gestionar todo lo referente a su suspensión de pre y pos parto debe chequearse con uno de los médicos de este instituto al menos en tres oportunidades a lo largo de su embarzo.


Ella tiende a tener embarazos de alto riesgo. Mi primer hijo, Rafael Enrique, nació por obra y gracia de Dios, nunca pensé que la intriga, la ansiedad y la paciencia jugara tanto cuando se va ser padre por primera vez y sumado al mal sistema de salud que tiene Venezuela, las posibilidades de que todo se complique a ultima hora son parte del pan nuestro de cada día en este renglón.

En esta ocasión que acudimos como los reglamentos mandan, terminamos de constatar que el ginecobstetra que vió a Nanet en el embarazo de Rafael habia fallecido hacía no menos de tres meses y ese pequeño detalle desbarató todo el protocolo cuando te toca anunciarte para solicitar dicho control. Comienzan los discursos burocráticos de los y las secretarias que apartan las citas a los pacientes con las diferentes especialidades diciendoles que para unos hay y para el resto no sino hasta el año que viene... ya se pueden imaginar en que lista quedó mi esposa, eso sin antes de corroborar con una explicación justificativa que como el difunto matasanos ya no estaba, debía volver a iniciar el proceso de cero.

Directo a medicina general para que la doctora o doctor que nos atendiera nos volviera a remitir con el ginecobstetra de turno. Amablemente se portó muy bien hasta que la peso y para no hacerles mas largo el cuento, el recipe citaba en mayusculas: dieta para la mamá y también el papá, examenes de laboratorio y cero carnes, refresco y enlatados. Comienza nuestro calvario.

Obtuvimos la cita de parte del internista y al llegar de nuevo a la secretaria de especialidades no dejó abrir muy bien la boca cuando nos recibió con la bella oración "no hay citas hasta enero" y saltó la bien concebida pregunta ¿y que carajo hacemos entonces? voy a parir precisamente en enero ¿y ningún médico ginecologo o obstetra me puede ver porque no hay cupo?... -señora, vaya a dirección y plantee el caso a ver que le dicen, porque yo no le puedo generar la cita- fueron las palabras de la secretaria. De camino a la dirección de asistencia médica sufriendo la calamidad - pa' colmo- que no hay ascensor en un edificio donde todas las oficinas neuralgicas quedan de norte a sur dejando que las mujeres embarazadas tengan casi que adelantar partos de subir y bajar escaleras. Al fin llegamos y obvio, nuestro signo de interrogación en la frente.

En aquella oficina llena de mujeres de blanco tomando café y observando el papel de remitido con el anhelado especialista dijo una con peso por su voz -vete a historias médicas, solicitas a la Dra. X y planteale que te tienen que ver- así nos resolvieron, creo que la directora de todo ese aparataje, para ver donde y cuando sería la bendita cita que pudiera garantizarle a Nanet las suspensiones correspondientes para el momento del parto.

Tercer misterio... perdón, tercera parada, historias médicas - ¿se encuentra la Dra. X ?- preguntó mi esposa - es para plantearle bla bla bla bla - el mismo cuento mas corto obviamente - esperate un momento, dejame decirle - contesto una secretaria con cara de matar a unos cuantos tratando de vencer la modorra hora del burro despues del almuerzo ya que eran a todas estas como las 2:00 pm. Esperamos unos cinco minutos, ni mas ni menos, volvió a salir la secretaria adormilada con el talón de la cita remitida que decía: jueves 17/09 1:00 pm. paciente numero 11, de 12 que ve el especialista por día, a menos que la dirección o historias médicas emanen una orden al médico que tienen que ver a la paciente así tenga 40 en la fila.

A todas estas, testigo y espectador del embeleque de la busqueda de una cita me hice la pregunta: ¿y es que acaso no hay prioridad de las personas que tienen probabilidades, como los embarazos de alto riesgo, a ser atendidos por un personal de emergencia o por lo menos sin tanto corre y corre?, mi esposa casí acostumbrada a los abatares del IPAS-ME contesto irónicamente -que te puedo decir y aun así pretenden eliminar los seguros de HCM sabiendo que ni en los CDI (Centros de Diagnosticos Integrales) Barrio Adentro y el IPAS-ME dan abasto para todo el personal docente del ministerio- es la triste realidad del sistema de salud pública de la nación con sus trabajadores.

No ha cambiado nada, solo maquillaje y médicos cubanos como innovación. Uno que otro centro de diagnostico que si le dan la verdadera atención al que va por una caida, un golpe en la cabeza, una cortada o un dolor de barriga, pero cuando se trata de los embarazos de alto riesgo, los partos, enfermos de cancer, quemados, heridos por riñas donde hubo disparos o cuchillo, esas emergencias siguen siendo la cara de una Venezuela que se sigue desangrando bajo la mirada inoperante de un ministro de salud que no es médico, sino militar, y que el el 75% del personal que labora en centros médicos y hospitalarios están calentando un puesto, quien sabe haciendo que cosas, de repente el negocio de su vida robandose la jeringa o el antibiotico que termina desamparando al que lo necesita cuando llegas malherido a un centro de estos y comienzan a corretiarte porque no hay como atenderte.

Son 10 años de revolución bonita, asi mismo, bonita porque solo son toques de cariño, maquillaje, y no digo que Chávez tenga la culpa, no, la culpa la tienen los directores y gerentes de este gremio que no sabe como atender al paciente, que opta por solo aparecer en casos extremos para dar la cara o se les escucha incluso atender a los pacientes que ellos consideren porque hasta en ese actuar la política se ha infiltrado como el cancer.

Con razón Juan Luís Guerra nos contó lo que es pasar el Niagara en bicicleta.

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